En 1967, elperiodista Robert Gannon pasó un fin de semana tomando LSD en un hospital psiquiátrico de Pensilvania. Bajo estrecha observación, pasó las 24 horas siguientes realizando actos que iban desde hacer piruetas y revolcarse por la hierba hasta morderse las manos y reflexionar sobre la depravación de su generación.
"Estoy absolutamente loco. Me doy cuenta de ello porque veo una realidad que pasa volando por delante de mí como una diminuta franja de luz solar. Estoy en un vórtice gigante, girando y girando, y la realidad es sólo una estrecha rendija en el lateral " - describe la experiencia de Gannon.
Hemos intentado describir una experiencia psicodélica que subraya inadvertidamente el atractivo de las sustancias ilícitas. Uno no puede leer tales afirmaciones sin darse cuenta de hasta qué punto las drogas están integradas en la sociedad moderna. El problema de la drogadicción existe desde hace mucho tiempo, y los narcotraficantes organizados siguen encontrando formas cada vez más sofisticadas de traficar con drogas cada vez más complejas.
A principios de siglo, la cocaína, la heroína y el opio dominaban el panorama de las drogas. Los contrabandistas ocultaban la droga en el dobladillo de sus chaquetas o inyectaban heroína en frutas como naranjas, que luego vendían a presos que cumplían condena por vender drogas.
"Estoy absolutamente loco. Me doy cuenta de ello porque veo una realidad que pasa volando por delante de mí como una diminuta franja de luz solar. Estoy en un vórtice gigante, girando y girando, y la realidad es sólo una estrecha rendija en el lateral " - describe la experiencia de Gannon.
Hemos intentado describir una experiencia psicodélica que subraya inadvertidamente el atractivo de las sustancias ilícitas. Uno no puede leer tales afirmaciones sin darse cuenta de hasta qué punto las drogas están integradas en la sociedad moderna. El problema de la drogadicción existe desde hace mucho tiempo, y los narcotraficantes organizados siguen encontrando formas cada vez más sofisticadas de traficar con drogas cada vez más complejas.
A principios de siglo, la cocaína, la heroína y el opio dominaban el panorama de las drogas. Los contrabandistas ocultaban la droga en el dobladillo de sus chaquetas o inyectaban heroína en frutas como naranjas, que luego vendían a presos que cumplían condena por vender drogas.
La situación de la droga empeoró tras la promulgación de la Ley Seca. Los estudios mostraron cómo la gente inhalaba las drogas y los efectos físicos que provocaba, incluida la "nariz de silla de montar", hoy conocida como "nariz de cocaína".
Durante décadas, los investigadores han intentado crear fármacos no tóxicos para tratar la adicción a las drogas. La Universidad de Virginia trabajó para crear una "droga sin dopaje" mientras los científicos buscaban formas de extraer cannabis sin componentes psicoactivos.
Sesenta años después, los científicos siguen buscando formas de mejorar la tecnología. Puede que algunos de los primeros experimentos no tuvieran éxito, pero muchas otras intervenciones farmacológicas sí lo han tenido. Echa un vistazo a nuestra galería para conocer el aumento de la popularidad de la marihuana en la década de 1960, la corrupción relacionada con las drogas entre los diplomáticos y las revelaciones de los cárteles de la droga.
En 1918, el Secretario del Tesoro creó un comité especial para estudiar la situación nacional en materia de drogas. Su informe indicaba que el contrabando de drogas estaba costando a Estados Unidos 61 millones de dólares al año, mientras que el número de menores que se enfrentaban a la drogadicción seguía aumentando.
Durante décadas, los investigadores han intentado crear fármacos no tóxicos para tratar la adicción a las drogas. La Universidad de Virginia trabajó para crear una "droga sin dopaje" mientras los científicos buscaban formas de extraer cannabis sin componentes psicoactivos.
Sesenta años después, los científicos siguen buscando formas de mejorar la tecnología. Puede que algunos de los primeros experimentos no tuvieran éxito, pero muchas otras intervenciones farmacológicas sí lo han tenido. Echa un vistazo a nuestra galería para conocer el aumento de la popularidad de la marihuana en la década de 1960, la corrupción relacionada con las drogas entre los diplomáticos y las revelaciones de los cárteles de la droga.
En 1918, el Secretario del Tesoro creó un comité especial para estudiar la situación nacional en materia de drogas. Su informe indicaba que el contrabando de drogas estaba costando a Estados Unidos 61 millones de dólares al año, mientras que el número de menores que se enfrentaban a la drogadicción seguía aumentando.
El problema afecta a un amplio abanico de personas, desde amas de casa a actrices y hombres de negocios, pero los reclusos utilizaban métodos especialmente retorcidos para asegurarse el acceso a las drogas. Los visitantes podían entregarles un "bocadillo de droga" o incluso billetes de dos dólares con cocaína escondida entre ellos. Si alguien no tenía dos dólares, podía disimular un poco de polvo entre las esquinas rasgadas de una postal.
Otros contrabandistas escondían cocaína en el dobladillo de sus abrigos, inyectaban heroína en la fruta o cocían opiáceos en el jabón.Gran parte del tráfico de drogas no ha cambiado en los últimos cien años.
El problema de las drogas en Estados Unidos ha empeorado drásticamente a lo largo de la década. En 1930, una de cada seis personas sufría adicción. El Dr. William I. Sirovich, experto en drogas de Nueva York, explicó que la introducción de la Prohibición en 1920 sólo sirvió para animar a los adictos a sustituir las drogas duras por el alcohol.
En términos de restauración de la moralidad, la ley tuvo el efecto contrario. Además, el tráfico de drogas resultó mucho más fácil que el contrabando de alcohol. La gente podía llevar fácilmente cocaína en el bolsillo. Aunque la drogadicción afectaba a diferentes clases sociales, la sociedad asociaba el consumo de drogas exclusivamente con los delincuentes y los vagabundos. Debido al tabú existente, a la gente corriente le daba vergüenza buscar ayuda.
Otros contrabandistas escondían cocaína en el dobladillo de sus abrigos, inyectaban heroína en la fruta o cocían opiáceos en el jabón.Gran parte del tráfico de drogas no ha cambiado en los últimos cien años.
El problema de las drogas en Estados Unidos ha empeorado drásticamente a lo largo de la década. En 1930, una de cada seis personas sufría adicción. El Dr. William I. Sirovich, experto en drogas de Nueva York, explicó que la introducción de la Prohibición en 1920 sólo sirvió para animar a los adictos a sustituir las drogas duras por el alcohol.
En términos de restauración de la moralidad, la ley tuvo el efecto contrario. Además, el tráfico de drogas resultó mucho más fácil que el contrabando de alcohol. La gente podía llevar fácilmente cocaína en el bolsillo. Aunque la drogadicción afectaba a diferentes clases sociales, la sociedad asociaba el consumo de drogas exclusivamente con los delincuentes y los vagabundos. Debido al tabú existente, a la gente corriente le daba vergüenza buscar ayuda.
Sirovich sugirió al presidente Hoover que se celebrara una convención internacional para armonizar las medidas antidroga, ya que la mayoría de las fábricas de droga se encontraban en el extranjero, e incluso que se creara una "Liga de las Naciones sobre las Drogas".
En su búsqueda de una solución al problema de la drogadicción, químicos de la Universidad de Virginia investigaron la posibilidad de crear una droga no adictiva capaz de imitar los efectos del opio, la morfina, la heroína y la cocaína, pero sin dañar el organismo. Llamamos a esta droga sintética teórica "droga sin efectos", análoga al parche de nicotina.
Los investigadores han trabajado diligentemente en métodos para producir drogas seguras: primero purificando el opio para aislar sus elementos nocivos y luego estudiando las moléculas de la droga para entender qué las hace así.Para crear una droga segura, los científicos supusieron que tendrían que encontrar una sustancia química inocua que no causara daños irreparables a las células.
Hasta mediados de la década de 1930, el opio se consideraba la principal droga adictiva. La marihuana se percibía como un "problema de la frontera mexicana" y una sustancia que no preocupaba a nadie. Las autoridades sólo se dieron cuenta de la magnitud del problema a escala nacional cuando empezaron a encontrar plantaciones en Pensilvania, Nueva York, California y Ohio, así como pequeñas parcelas en patios traseros de San Francisco y Nueva Jersey.
A diferencia de otras drogas, el cannabis resultaba fácil de cultivar, comprar y procesar. Era difícil perseguir a los traficantes de marihuana, ya que muchos estados sólo prohibían su importación, y fumarla y cultivarla era fácil.
Harold "Flash" Murray, antiguo agente de estupefacientes estadounidense, expresó su desdén por los cárteles organizados de la droga, afirmando: "Son criaturas ratas, astutas y despiadadas". La paga nunca es grande, dijo, pero hay una inmensa satisfacción en ser más astuto que estos enemigos de la sociedad.
En relatos en primera persona que recuerdan a las novelas policíacas y a los detectives de los años noventa, Murray compartió sus historias de enfrentamientos con "or*****s", matones contratados por los narcotraficantes, y de cómo se convirtió en un profesional de "los trucos del hampa".
Por ejemplo, los residentes de un edificio de apartamentos idearon una maniobra llamada "colgar la ropa", que permitía a la banda utilizar los tendederos para pasar droga de contrabando. Los miembros de la banda colgaban calcetines junto a las ventanas para que, en caso de redada, pudieran dejar caer droga en ellos y obligar a la banda vecina a retirarlos de la vista.
Para atrapar a los delincuentes, Murray utilizaba varios trucos, como fingir ser minusválido con muletas, ya que era poco probable que los narcotraficantes sospecharan nada raro. Una vez en la puerta, se quitaba el disfraz, hacía una señal a sus colegas e "irrumpía en la guarida de la droga como un terrier en un visón".
Harold "Flash" Murray, antiguo agente de estupefacientes estadounidense, expresó su desdén por los cárteles organizados de la droga, afirmando: "Son criaturas ratas, astutas y despiadadas". La paga nunca es grande, dijo, pero hay una inmensa satisfacción en ser más astuto que estos enemigos de la sociedad.
En relatos en primera persona que recuerdan a las novelas policíacas y a los detectives de los años noventa, Murray compartió sus historias de enfrentamientos con "or*****s", matones contratados por los narcotraficantes, y de cómo se convirtió en un profesional de "los trucos del hampa".
Por ejemplo, los residentes de un edificio de apartamentos idearon una maniobra llamada "colgar la ropa", que permitía a la banda utilizar los tendederos para pasar droga de contrabando. Los miembros de la banda colgaban calcetines junto a las ventanas para que, en caso de redada, pudieran dejar caer droga en ellos y obligar a la banda vecina a retirarlos de la vista.
Para atrapar a los delincuentes, Murray utilizaba varios trucos, como fingir ser minusválido con muletas, ya que era poco probable que los narcotraficantes sospecharan nada raro. Una vez en la puerta, se quitaba el disfraz, hacía una señal a sus colegas e "irrumpía en la guarida de la droga como un terrier en un visón".
LaSegunda Guerra Mundial planteó al Departamento de Agricultura una difícil tarea: el ejército necesitaba urgentemente cordeles y cuerdas. Anteriormente, la fibra para estos fines había sido suministrada desde Filipinas y las Indias Orientales Holandesas, pero debido al conflicto armado, estos suministros se cortaron. Como consecuencia, las autoridades se vieron obligadas a recurrir a la fibra de cáñamo, que se podía cultivar fácilmente en los campos estadounidenses. La situación se complicaba por el hecho de que esas granjas de cáñamo podían contribuir al crecimiento del tráfico de drogas al producir cantidades significativas de marihuana.
Los expertos sugirieron desarrollar una variedad de cáñamo con niveles mínimos de sustancias psicoactivas. Las pruebas científicas, que presentaban dificultades cuando se probaban en seres humanos, las llevó a cabo el Dr. H. E. Warm, del Estado de Nueva York, probando sus drogas en peces.
Para crear "cannabis sin drogas" necesitaba averiguar el contenido exacto de componentes psicoactivos en el cannabis. Procesó la sustancia extraída hasta convertirla en polvo y creó cuatro soluciones diferentes con distintas concentraciones, probándolas en una pareja de killis. El Dr. Warm también experimentó con distintas variedades cruzadas de cannabis, con la esperanza de desarrollar un producto seguro.
Los expertos sugirieron desarrollar una variedad de cáñamo con niveles mínimos de sustancias psicoactivas. Las pruebas científicas, que presentaban dificultades cuando se probaban en seres humanos, las llevó a cabo el Dr. H. E. Warm, del Estado de Nueva York, probando sus drogas en peces.
Para crear "cannabis sin drogas" necesitaba averiguar el contenido exacto de componentes psicoactivos en el cannabis. Procesó la sustancia extraída hasta convertirla en polvo y creó cuatro soluciones diferentes con distintas concentraciones, probándolas en una pareja de killis. El Dr. Warm también experimentó con distintas variedades cruzadas de cannabis, con la esperanza de desarrollar un producto seguro.
El estereotipo de los adictos que se presenta como famosos o miembros de bandas no refleja la realidad. Los psiquiatras señalan que puede tratarse de personas corrientes que sufren problemas psicológicos. Aunque muchos condenan a los drogadictos, es importante recordar que su adicción suele causarles graves sufrimientos e insoportables síntomas de abstinencia.
En los años sesenta, el comercio clandestino de drogas despegó a lo grande, facilitado por una alianza corrupta entre contrabandistas y funcionarios deshonestos. Harry L. Giordano, comisionado de la Oficina de Estupefacientes de EE.UU., descubrió hechos sobre correos de drogas de alto perfil. Por ejemplo, examinó los casos de Mauricio Rosal, embajador de Guatemala en Bélgica, que a menudo llevaba un equipaje excesivamente pesado al llegar a Estados Unidos. Giordano reclutó a agentes secretos para que siguieran a Rosal y a su socio.
En los meses siguientes a la publicación del artículo sobre el LSD, el reportero Robert Gannon se sometió a un experimento en el Instituto Psiquiátrico del Este de Pensilvania. Ingirió LSD en condiciones controladas para documentar cuidadosamente sus efectos. La experiencia consistió en cuatro etapas, cada una de las cuales le dejó vívidos recuerdos, desde sensaciones y turbulencias emocionales hasta conmovedoras reflexiones filosóficas sobre los valores de la sociedad.
Aunque el LSD era muy controvertido, la marihuana seguía siendo la sustancia más común y disponible.La incipiente popularidad de la marihuana suscitó preocupación por su posible adicción, su asociación con la delincuencia y sus efectos psiquiátricos.
Incluso con restricciones legales, el proceso de cultivo de la marihuana es tan sencillo como sembrar semillas en un jardín. Aunque la mayor parte de la marihuana procede de México, algunos cultivadores experimentados consiguen cultivarla en suelo estadounidense. Uno de estos casos se saldó con la detención de un joven de 18 años que fue hallado en posesión de marihuana por valor de casi 100.000 dólares en una granja de Virginia.
A diferencia de muchas drogas, la marihuana es menos adictiva y no provoca síndrome de abstinencia. Además, ya en la década de 1950 los expertos apoyaban la opinión de que la marihuana en sí no era una droga de iniciación a sustancias más duras. El mundo tardó casi 70 años en aceptar este hecho. El carácter ilegal del comercio de marihuana, apoyado por las mismas redes delictivas que las drogas duras, no hace sino agravar la situación.